1. Vicente Macias Ramirez.
DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
Pionero de una familia transnacional
Vicente Macías Ramírez nació en la comunidad Cerro de San Miguel, Nochistlán,
Zac., el 4 de agosto de 1907. Sus padres fueron Miguel Macías, de 35 años, y
Andrea Ramírez, de 30 años a la fecha del registro de su hijo, el 29 de agosto de
1907.
Sus abuelos paternos fueron Dionicio Macías y Malena Hernández. Se tiene datos
también de su bisabuelo paterno, Cesario Macías, quien tenía nacionalidad
española. Sus abuelos maternos fueron Gregorio Ramírez y Secundina Muñoz.
Su padre, Miguel Macías, tuvo cuatro hermanas (dos hermanas y dos medias
hermanas): Vicenta, Celestina, María y Margarita. Sus dos hermanos fueron José y
Feliciano. Sus dos medios hermanos, Cenaido y Magdaleno. Es decir, Dionicio
Macías se casó dos veces. Su primera esposa fue Malena Hernández y su segunda
esposa fue Toña.
Vicente Macías tuvo cinco hermanas y un hermano: Catalina, Genoveva, Atanacia,
Máxima, Juana y José.
Su niñez se desarrolló en el campo. La agricultura y la ganadería eran las principales
actividades económicas de la época. Se dedicaban a sembrar maíz, frijol, haba,
chícharos, calabaza y patolas. Las lluvias y el buen temporal eran fundamentales
para el buen desarrollo de la siembra.
En la cultura familiar de aquel entonces no había mucha oportunidad para los juegos
o actividades de niños con amigos o conocidos. Otra de las actividades en que
desde los cinco años ya participaba era apoyando a su papá Miguel a comprar
huevo para ir a venderlo a la ciudad de Aguascalientes.
Eran tiempos de la Revolución Mexicana y los movimientos revolucionarios en
Zacatecas también impactaban en Nochistlán y sus comunidades, así que se tenía que navegar en medio de todos esos conflictos sociales de 1910 a 1917, lo mismo
que ocurrió al inicio de los gobiernos constitucionalistas y caudillistas en México.
Desde muy chicos, los niños tenían que trabajar y ayudar al sustento familiar. No se
tuvo una niñez donde el juego y las actividades características de un niño fueran lo que ocupara la mayor parte de su tiempo. Desde chico había que aprender a
trabajar, fundamentalmente a hacer las actividades que los papás hacían: la
agricultura y la ganadería.
En 1925, a la edad de 18 años, Vicente decide ir a la aventura rumbo a Estados
Unidos (EE.UU.), donde permaneció por un período de cinco años: de 1925 a 1930.
Trabajó en el ferrocarril, instalando los rieles para la construcción de la familia
transnacional.
En 1934 roba a quien más tarde fuera su esposa: Tranquilina Muñoz Sigala,
originaria de La Cuartilla, Nochistlán, Zac., e hija de Isaac Muñoz y de Ma.
Ascensión Sigala. Tranquilina tuvo un hermano y dos hermanas: Miguel Muñoz, Ma.
Concepción Muñoz, Carmen Muñoz y un medio hermano, Salvador Durán Sigala.
Ella, ya estando pedida por Don Fabián, decidió dejarlo e irse con mi abuelo.
Algunos familiares, como la tía Emerita, esposa de Don Tomás Bote y hermana de
don Pilar y don Chema Ramírez, le hicieron la pala para que mi abuelita se fuera
con mi abuelo. Culturalmente, una persona que ya había ido a EE.UU. era más
respetada en la comunidad y se suponía que ya era un hombre con más capacidad
y responsabilidad para sacar adelante una familia.
Tuvieron ocho hijos, cinco mujeres y tres hombres: Concesa (Socorro), Elvira,
María, Trinidad, Josefa, Andrónico, Oswaldo y Álvaro.
Para 1944, regresa nuevamente a EE.UU. como bracero, por un período corto de
un año, de 1944 a 1945, a la ciudad de Cleveland, Ohio.
Vicente Macías Ramírez murió en la ciudad de Nochistlán, Zac., el 2 de enero de
2002. Sin embargo dejó un legado de fortalecimiento social, económico, cultural y
educativo, debido a todos los conocimientos, experiencias laborales y esfuerzos
económicos adquiridos Durante el tiempo que trabajó en EE.UU.
Tranquilina Muñoz Sigala, su esposa, muere en Nochistlán, Zac., el 25 de julio de
1995.
Ser el primero en la familia Macías Ramírez en emprender el camino hacia el Norte
y poner la primera piedra de un proceso migratorio que al pasar de los años se
convertiría en una familia transnacional significó mejores condiciones de bienestar
económico-familiar. A la vez abrió el camino para que otros familiares consiguieran
la suerte también de emigrar a EE.UU. y continuaran con el fortalecimiento de las
remesas familiares.
Por Julian Macias Duran