B) Lugar de contratación.
“DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
En 1963, el lugar de contrataciones que tocaba a la región de Nochistlán, Zacatecas,
era Empalme, Sonora.
El objetivo principal aquí era conseguir la carta de recomendación para ser
contratado.
Hagamos un poquito de historia de este lugar y cómo funcionaba para el proceso
de contratación. En 1944, debido a la gran demanda, se instalaron centros de
contratación en Guadalajara e Irapuato. Tres años después en Zacatecas,
Chihuahua, Tampico y Aguascalientes. Para 1950 se encontraban en Monterrey,
Chihuahua y Hermosillo; y para 1954, en Mexicali, Chihuahua y Monterrey (Morales,
1989).
Después el Centro de Contratación se trasladó a Empalme, Sonora. Poco a poco,
la estación migratoria se había ido acercando a la frontera, obedeciendo los
intereses de los empleadores estadounidenses que disminuían gastos de traslado,
pero afectando a los aspirantes, quienes tendrían que desplazarse en distancias
mayores para contratarse.
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Por otro lado, los centros de recepción se ubicaban en El Paso, Hidalgo, Laredo,
Brownsville, Eagle Pass, Texas; Nogales, Arizona; Calexico y El Centro, California.
(Universidad Metropolitana. Unidad Cuajimalpa. Diarios del Terruño. Reflexiones
sobre Migración y Movilidad. División de Ciencias Sociales y Humanidades.
Posgrado en Ciencias Sociales y Humanidades. Número 02/julio-diciembre
2016/Primera época/ publicación semanal).
Lo realmente complejo venía tras su arribo al Centro de Contratación. Empalme se
localiza en el sureste del estado de Sonora, muy cercano a Guaymas y al Mar de
Cortés. El Centro estaba ubicado en un terreno bastante amplio, las oficinas eran
una especie de galerones grandes construidos con materiales como pared de block
o madera, techo de lámina y piso de concreto. Estaban equipadas con ventilación y
mesas en las cuales, mediante máquinas de escribir, los encargados llevaban a
cabo la contratación. Gran número de aspirantes arribaba al lugar sin recursos
económicos o sólo con algo para sobrevivir pocos días.
Al ser miles las personas que esperaban ser contratadas, el proceso se tornaba
lento. Los aspirantes bien podían esperar dos días o hasta meses. El proceso
consistía en llamar a los aspirantes por entidad federativa mediante un altavoz, y
realizaban largas filas. Una vez nombrado el estado, tendrían oportunidad hasta que
el nombre de la entidad volviera a ser mencionado. Para guardar el orden en las
inmediaciones del recinto existía cierta vigilancia, aunque insuficiente. Policías del
Ayuntamiento, elementos del Ejército y personal del mismo Centro de Contratación
eran los encargados de poner orden cuando se realizaban estas filas.
Después de sortear todos estos escollos, debían pasar por una serie de obstáculos
burocráticos, como entrevista y exámenes médicos, para eventualmente ser
contratados y enviados hacia la frontera, y posteriormente a un Centro de Recepción
ya en EE.UU. Como se mencionó, una vez dentro de las oficinas llegaban hasta el
frente de un escritorio, donde mediante una entrevista proporcionaban sus datos
personales y la documentación que traían.
Dentro de las oficinas, los aspirantes pasaban por una serie exámenes médicos que
incluían la revisión de muchos aspectos físicos. Es en esta acción donde se ubican
la mayoría de las críticas al desarrollo del Programa Bracero, ya que se arguye que
este proceso era un acto deshonroso y humillante para los aspirantes a bracero,
quienes, de no pasar uno de los innumerables exámenes, eran regresados.
El argumento del gobierno estadounidense para aplicar esta revisión física era
regular la migración en términos de salud. Los estadounidenses no permitían que
ninguna persona ‘no sana’ entrara en su territorio, ya que éste podría infectar a las
demás, a la población residente o a los mismos productos agrícolas; además de
que algún padecimiento mermaría su desempeño laboral (Universidad
Metropolitana. Unidad Cuajimalpa. Diarios del Terruño. Reflexiones sobre Migración
y Movilidad. División de Ciencias Sociales y Humanidades. Posgrado en Ciencias
Sociales y Humanidades. Número 02/julio-diciembre 2016/Primera época/
publicación semanal).
Cuando los braceros por fin formalizaban su contrato en Empalme, eran enviados a
alguno de los centros de recepción al otro lado de la frontera, donde los reclutaba
algún agricultor que los llevaba a su campo. Aunque no todos pudieron emprender
el viaje desde Empalme a la frontera, muchos fueron rechazados y otros pocos
pasaron por manos del “enganchador”. El “enganchador” era el hombre que
conectaba o controlaba a los trabajadores. Si a éstos no les tocaba ir a EE.UU., el
enganchador los explotaba de este lado del país.
Otra opción era tratar de llegar hasta la frontera y cruzar de manera ilegal, pero la
mayoría no tenía dinero ni para esta empresa ni para pagar un viaje de regreso a
su tierra. De hecho, existe el mito de la existencia, en esos años, de un tren
financiado por Mario Moreno “Cantinflas” (actor cuya carrera artística se encontraba
en apogeo en las décadas de los cuarenta y cincuenta), para que sus compatriotas
braceros tuvieran la oportunidad de regresar al sur.
El caso de mi papá, Andrónico Macías Muñoz, no fue la excepción. Las cosas que
él miró terriblemente inhumanas incluyeron la manera como los trataban al hacerles
todos los exámenes. Él recuerda cuando le pidieron: “Muéstranos tus manos”. Había
que tenerlas callosas y duras.
Por Julian Macias Duran