MOVIMIENTO DEMOCRATICO DEL MAGISTERIO ZACATECANO ( MDMZ) Parte 4 de 11.
Por Genaro Ruiz Flores Duenas.
“DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
…..de los acontecimientos, por lo que el avance de los manifestantes no les significó
sorpresa alguna. Aquéllos ya habían tomado las providencias necesarias,
permaneciendo en el interior y cerrando el edificio.
Como los manifestantes no pudieron penetrar de inmediato a las oficinas, se inició
un plantón que fue exacerbando los ánimos tanto en quienes estaban adentro del
inmueble como en quienes querían entrar, originándose un escenario de gritos e
insultos de ambas partes, a tal grado que difícilmente no degeneraron en una batalla
campal cuando se tuvieron que abrir las puertas para dar paso a una comisión
“negociadora”. Sin embargo, lamentablemente sí se dio un suceso violento, al ser
agredido con arma blanca un joven profesor de Villa González Ortega —ex alumno
de San Marcos— por el profesor Víctor Manuel Cabral Vera, secretario particular
del profesor Ovidio Aguilar García. La herida que recibió en un brazo fue de tal
gravedad que para el profesor agredido significó afectación del movimiento en los
dedos de la mano herida.
No podemos asegurar que este hecho haya sido determinante para que los
“sitiados” accedieran a sentarse a la mesa a dialogar, pero el diálogo se dio aun
cuando el Secretario General no estuvo presente porque, como después se sabría
detalladamente, debido a que Carlos Jonguitud Barrios y Refugio Araujo del Ángel
habían sido “renunciados” en sus cargos de Presidente Nacional vitalicio de
Vanguardia Revolucionaria y asesor permanente del CEN del SNTE el primero, y
como Secretario General del CEN del SNTE el segundo, los secretarios generales
seccionales del país habían sido citados a la ciudad de México, para la celebración
del XVI Consejo Nacional Extraordinario, que por disposiciones del presidente
Salinas de Gortari entronaría, a partir de las 6 de la mañana del lunes 24 de abril de
1989, a Elba Esther Gordillo Morales en la Secretaría General del SNTE.
Después de que los ocupantes del edificio accedieron a abandonar su sede
pacíficamente, en prevención —según se adujo— de posibles altercados, ante el
júbilo de los manifestantes que coreaban con “Las Golondrinas” el paso de los
vanguardistas por la valla que maestras “democráticas” les habían formado hasta
su salida por la puerta principal de acceso, a partir de las 19 horas comenzó el
proceso de desalojo total del inmueble, participando como representante del Comité
Seccional el profesor Francisco Cardeña Dzul, Secretario de Finanzas, ante la
Comisión Negociadora del Movimiento para formalizar esta acción llevada a cabo
con la participación del licenciado Enrique Varela Parga, notario público número 26,
quien dio fe, mediante el Acta número 250, de la fecha citada, del desalojo pacífico
del inmueble, que concluyó a las 23 horas. Pero los maestros democráticos
permanecimos en el exterior, en un plantón que habría de durar por espacio de
varios días.
Después de la euforia provocada por un aparente primer triunfo del movimiento,
surgió la necesidad de delinear acciones que ante la opinión pública dieran
significado y justificación a nuestra presencia en una concentración aparentemente
sin sentido y rumbo precisos, por lo que quienes todavía figurábamos como cabezas
visibles tuvimos que bosquejar un plan emergente para hacer frente a esta
experiencia inesperada. Fue un trabajo arduo, porque resultaba realmente difícil
encontrar puntos de coincidencia debido a la infinidad de propuestas, intereses y
concepciones entre diversos grupos. Sin embargo, ante la imposibilidad de llevar a
cabo reuniones masivas, puesto que nos encontrábamos literalmente en la calle, se
inició con lo más elemental: el nombramiento de comisiones, solicitando propuestas
para tal efecto por regiones, cuyos integrantes se turnaban para congregarse en la
pérgola del parque y tomar sus acuerdos al respecto.
Transcurrió así la primera de varias noches que pasaríamos al aire libre,
“custodiando” el edificio. Se estableció la mesa de registro de participantes, se
integraron la comisión de suministro de víveres y alimentación, la comisión para el
manejo de finanzas (producto del “boteo” realizado por maestras y maestros
jovencitos), la comisión de información, prensa y propaganda. Se estableció un rol
para realizar guardias y la fundamental comisión encargada de organizar las
brigadas que recorrerían el estado para difundir el movimiento.
Durante el desarrollo de estos primeros acontecimientos, fuimos teniendo
experiencias muy satisfactorias pues, como ya enuncié, se produjo una respuesta
positiva de la sociedad, según fueron confirmándolo la concurrencia ininterrumpida
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de personas ajenas al gremio que se presentaban no sólo por curiosidad o para
manifestar su solidaridad, sino también para aportar alguna ayuda material o
económica. Esto, unido al empuje sin desmayo de los compañeros trabajadores,
nos indujo a perseverar, insistir en el propósito de exigir respuesta a nuestras
peticiones.
Claro que, con razón o sin razón para ello, hubo visiones y opiniones en contra de
nuestras actividades y sus repercusiones. Por eso desde un principio tuvimos muy
claro que la actividad que estábamos realizando indudablemente trastocaría
intereses ajenos. Sabíamos además que, como reacción natural de quienes
permanecían fieles a Vanguardia Revolucionaria, íbamos a recibir de ellos acres
críticas y constantes ataques. Cuando hubo pasado el primer impacto entre los
“institucionales”, vino de parte de ellos una reacción furibunda. La disposición de la
dirigencia sindical fue concentrar a los maestros “leales” en algunos centros
escolares, esperando indicaciones para implementar un contraataque, lo cual no
pudieron concretar de modo masivo y organizado pues, sólo por las noches,
esporádicamente se presentaban pequeños grupos a bordo de vehículos, que sin
hacer alto pasaban por la calle haciendo sonar el claxon, portando garrotes, gritando
insultos y lanzando amenazas a quienes permanecían en vela. No llegó a darse un
enfrentamiento físico, porque la indicación para los democráticos fue no responder
a ese tipo de agresiones.
Desde luego que, así como contamos con el apoyo de algunos grupos de corte
político y de organizaciones de trabajadores, siendo fundamental para actividades
de difusión y propaganda, el aporte de material y equipo de oficina de parte de los
sindicatos de la Universidad Autónoma de Zacatecas (STUAZ y SPAUAZ), tuvimos
el gusto de recibir muestras de simpatía de particulares y ayuda de muchas
personas. En lo personal recuerdo con especial agrado a humildes amas de casa,
básicamente mamás de estudiantes de escuelas de la periferia de la zona
conurbada de la capital y Guadalupe, que se presentaban con ayuda, consistente
en sencillos recipientes con comida. Esta noble acción de gente que quiso tomar
parte de la lucha de los maestros contrasta con la actitud asumida por el entonces
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presidente municipal de Pinos, quien además de atacar en tono vehemente al
movimiento y sus dirigentes, suscribiendo la inserción en la prensa a nivel estatal
de un desplegado con sus airados comentarios, envió ayuda en especie,
consistente en una vaca en pie, para la alimentación de sus compañeros
institucionales, que permanecían concentrados para dar respuesta a cualquier
eventualidad. Fue algo meramente casual el modo en que nos enteramos de esa
donación, porque la persona comisionada por el presidente para entregar la vaca la
llevó primero con nosotros a “El caballito”, porque sus instrucciones eran que la
llevara al sindicato… y así lo hizo.
Por otra parte, algunas autoridades educativas (principalmente el Director Federal
de Educación e inspectores) y personal del sindicato destacado ex profeso
estuvieron realizando sistemáticamente reuniones por todo el estado,
especialmente donde aún no tenía presencia significativa el movimiento, dándose a
la tarea, más que la de realizar labor de convencimiento entre los trabajadores para
mantener la línea marcada por el SNTE, de despotricar contra la dirigencia del
MDMZ. Esto partiendo del absurdo de que la dirigencia era el movimiento, como
ellos lo han concebido en la práctica sindical: para cohesionar el corporativismo,
acuden al culto a la personalidad, inflando a comités enteros que sólo se asemejan
a fuegos fatuos.
Su error siempre fue ése, sin tomar en cuenta que la poca o mucha simpatía que
atrajimos fue precisamente porque, una vez organizados, las decisiones las
tomaban “las bases”, no un pequeño grupo. La adopción de posturas o tareas era
producto de largas, muy largas y cansadas discusiones, antes de llevarlas a la
práctica.
En el transcurso de las postrimerías de abril, aun cuando permanecíamos firmes en
el plantón, parecía que las autoridades confiaban en que se daría la desbandada
por cansancio o simple aburrimiento, pero no fue así: gracias a la labor incansable
de las diversas comisiones, especialmente la de “brigadeo”, se fue dando forma a
una marcha para el Día del Trabajo. Así ocurrió: fue una manifestación multitudinaria
en la que participaron, según cálculos conservadores, cinco mil personas, pues fue
Por Genaro Ruíz Flores Dueñas