2.2. La experiencia migratoria posterior al programa Bracero de 1964-1980 (o
más). Trayectoria laboral, residencia, pensión, no pensión, retornos
temporales o no, mecanismos de comunicación con la familia y comunidades
de origen. Redes sociales en Los Angeles y otras ciudades de EE.UU.
A) La experiencia migratoria posterior al programa Bracero de 1964-1986
“DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
Después de su experiencia migratoria como bracero en EE.UU. en 1963 y 1965, mi
papá forma su propia familia y se dedica a la agricultura y a la ganadería. Estableció
su hogar cerca de la casa de sus padres: a la orilla de un terreno que ellos llamaban
“El bajecito”. Ahí se dedicó a sembrar la tierra y a criar animales para sostener su
familia. Se dedicaba al cultivo del maíz, frijol, calabazas, chícharos, habas y también
a sembrar forraje o pastura para dar de comer al ganado. Por largo tiempo también
se dedicó a la cría de cerdos y a engordarlos para la carne.
El mercado de Nochistlán fue su lugar de venta. Había un señor de nombre José
Durán, “El matancero”, a quien vendía todos los puercos que engordaba. Mi papá
fue el principal proveedor de carne de puerco para esa carnicería en Nochistlán,
Zac.
Mi padre también tuvo el apoyo de un señor al que le decían “El Zarco”. Éste vivía
más arriba de la comunidad Los Adobes, un lugar al que se conoce como “La puerta
de fierro” y desde allá venía a castrar los puercos. En aquel tiempo, para que la
carne se pudiera comer, para engordar los puercos había que castrarlos primero. Y
no muchas personas sabían hacer este trabajo.
Mi papá tenía que estar preparado todo el tiempo con la cantidad suficiente de
puercos listos para el mercado. El señor Don José Durán, “El Matancero”, cada vez
que necesitaba puercos o carne venía desde Nochistlán y ahí al cerro de San
Miguel. En el lugar conocido como “El Potrero”, debajo de un huizache tenían
adecuado el lugar para preparar los puercos y llevarse la carne ya preparada a
Nochistlán. Ésta fue una de las principales actividades a las que se dedicó mi papá
durante el resto de su tiempo, después de haber regresado de bracero de EE.UU.;
además de la agricultura y la ganadería.
Así corría la vida campesina de mi papá, entre vaivenes de la vida de la época,
fiestas, tradiciones y costumbres de la época y de la región. Por ejemplo, tenemos
hechos significativos que marcaron huella e historia en toda la región. Muestra de
ello es la famosa carrera del CABALLO EL NOCHISTLENSE, propiedad de su
cuñado Eliseo Durán Puga, de El Taray, Nochistlán, Zacatecas, contra el Canario
de la sierra, propiedad de Don Amado Olmos, que se celebrara el 2 de mayo de
1972, en La Mesa de La Magdalena, Nochistlán, muy cerca de Tlachichila.
Se llevaron el caballo a las 5 de la mañana de El Taray, y cuando iban arriba de La
Ciénega se falseó. Por eso dice el corrido: “Chueco llegó al corredero”. Mi tío Eliseo
Durán Puga le decía a su suegro Amado Avelar: “¿Cómo ve? ¿Jugamos o no?”. Y
don Amado Avelar le contestó: “Que pase lo que vaya a pasar. Si no van a decir
que adrede lo hicimos para rajarnos”.
Fueron detalles que jamás se olvidarán, donde también mi papá, como parte de la
familia, y muchísima gente de la comunidad y de las comunidades vecinas iban
acompañando al Nochistlense, que correría en unas cuantas horas en el carril de
La Mesa de La Magdalena.
EL CANARIO DE LA SIERRA
AUTOR: Anastacio “Tacho” Díaz
El mero día dos de mayo,
gritaba toda la gente:
“Vamos a ver el canario
correr con el Nochistlense”.
Dos corredores de fama
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también rifaban su suerte.
El Canario de los Olmos,
bonito y muy educado;
el Alazán de Eliseo,
caballo muy bien cortado,
chueco llegó al corredero
y le sobraba dinero.
Decía Don Amado Olmos,
parado en el corredero:
“El que diga Nochistlense
que se arrime con dinero”.
Firmaba cheques y letras
como si fuera banquero.
Decía Don Nabor Durán
a su compadre David:
“Adiós mis veinte mil pesos,
Compadre, ya los perdí.
Va a pasar el Nochistlense
como bala por aquí”.
En menos de tres semanas
llegó triunfante a La Mesa,
dejo al Canario sin alas
y sin patas al caretas
y sigue dándole polvo
a todo el que se atraviesa.
Adiós, yo ya me despido,
ya me voy para otras tierras.
Aquí termina el corrido
de la famosa carrera
del Alazán de Eliseo
y el Canario de la Sierra.
De este modo, y disfrutando todas las tradiciones campiranas de la región,
transitaba la vida de la familia Macías y de la familia Durán, siendo entonces hasta
1986 que mi papá Andrónico Macías toma la decisión de emigrar nuevamente a
EE.UU. En esta ocasión se va con un coyote que conocía y que era familiar de él:
un hijo de don Pilar Ramírez, de la comunidad de El Jocoyole, Nochistlán, Zac., a
quien pagaría 250 dólares. Él lo pasa la frontera y lo lleva hasta Los Angeles,
California, con su familia, hermanos de él: Josefa y Oswaldo. Se va a vivir con su
hermano Oswaldo Macías Muñoz, a la ciudad de La Puente, California.
Para emigrar y buscar el sueño americano, siempre se pensaba en la familia y los
familiares, quienes serían las personas de apoyo y las redes familiares para
moverse. (PARTE 1)
Por Julian Macias Duran