4. Un viejo régimen podrido, entre líneas y recordando a mis amigos de los
años noventa.
“DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
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Estamos viviendo el viejo régimen y ya es un desastre. Mientras la selección de
candidatos la haga la cúpula de los partidos, ¿cómo se evita el dedazo?
La clave es cómo se selecciona a los candidatos, cuando los candidatos deben ser
seleccionados en base a su honestidad, a su trabajo y sus propuestas, y no en la
grilla.
Actualmente es la grilla la que define. ¿Quiénes están en los puestos y en las
cúpulas? Los que grillan.
La gente de bien, de trabajo, de ideas y que no se mete en la grilla queda fuera. Si
se meten a la grilla, tienen que entrar a una serie de enjuagues que los apartan del
trabajo constructivo.
Tiene que cambiar la forma de organizar las decisiones. Actualmente las elecciones
son de dinero. Si no tienes millones de pesos, estás fuera.
Deberían ser elecciones de propuestas —qué país queremos— y con piso parejo
para todos los candidatos.
El mal está en el sistema de partidos que también es un diseño de Washington que
permite que prevalezcan los intereses de las corporaciones.
¿Qué sucede? Se dice que el pueblo es soberano. En la época anterior, el pueblo
era soberano, pero depositaban la soberanía en el rey. Entonces actuaba la
monarquía.
Hoy se dice que el pueblo es soberano, pero tienes que depositar tu soberanía en
el Congreso. Entonces la soberanía del pueblo está en por quién votan en el día de
las elecciones.
Actualmente, así como antes estaba el sistema monárquico, hoy existe el sistema
de partidos.
Este sistema de partidos controla todo, porque además está entrelazado. Las
cúpulas de los partidos nombran a los candidatos a diputados y senadores. A su
vez, éstos nombran a los de la Suprema Corte de Justicia que nombran al INE. Así
todos están entramados en estas mafias partidarias.
El sistema de partidos está al servicio del Ejecutivo, Congreso, la Suprema Corte y
las corporaciones. Este sistema de partidos permite a las corporaciones tener todo
el control de todos los representantes, que a su vez están a la orden de las
corporaciones que dependen de Washington.
Así como hace 200 años había que eliminar al régimen monárquico, hoy hay que
eliminar al sistema de partidos y pasar a una democracia que garantice que
efectivamente la voluntad popular, lo que el pueblo quiere.
Que lo realicen las personas capaces de hacer esto y no las que fueron “dedeadas”
por las alturas.
Hace falta una profunda reforma donde la selección de candidatos debe ser por
parte de los ciudadanos. Hay que dejar de financiar a los partidos y que los partidos
sean únicamente una fuente de propuestas, de ideas, etc., pero sin financiamiento
público.
Lo que hay que financiar es un sistema electoral a nivel nacional que permita que,
desde las comunidades, casas, centros de trabajo, escuelas, asociaciones, la
misma gente proponga candidatos. Candidatos que conozcan, porque actualmente
a los candidatos te los venden. La mujer bonita, el señor famoso… pero no los
conoces. La cuestión es que los candidatos surjan de la gente conocida, gente
probada y que surjan de la ciudadanía.
Hay que buscar que se haga realmente la voluntad popular y dejarnos de grillas.
Hace falta un cambio más profundo en México: en todo, no sólo en lo laboral. Hace
falta una nueva Constitución y nuevas instituciones. El viejo régimen ya está
podrido. Hace falta nuevas instituciones con vocación democrática. Se tiene que
hacer una reforma política y una reforma electoral para una nueva renovación
democrática.
Hay que ver hacia adelante. Actualmente el mundo necesita una sociedad que
garantice nuestros derechos, de los que tanto hablamos, y un bienestar social. Y si
las instituciones no sirven, hay que idear, construir nuevas instituciones.
En memoria y reconocimiento a mis compañeros lideres sociales de Nochistlán,
Zacatecas, aunque muchos de ellos físicamente ya no están, sus ideas viven y son
las que nos ayudan a mirar hacia adelante.
Refugio Muñoz, Monte de Duranes.
Vicente Muñoz Torres, Monte de Duranes.
José Muñoz, Plan del Sauz.
Filiberto Carrillo, Las Pilas.
Telesforo Martínez, Santa Rita.
Andrónico Macías Muñoz, Cerro de San Miguel.
Ing. Ezequiel Macías Duran, Nochistlán.
Miguel Vargas, Tlachichila.
Pedro Muñoz, La Mesa de la Magdalena.
Casimiro Ramírez, Cerro Grande.
Juan Manuel Regalado, Piedras Coloradas.
Prof. Ezequiel Salazar, Vallecitos.
Tomasito Duran, La Cofradía.
Pablo Muñoz, La Villita.
J. Jesús Morales, Las Huertas.
Prof. Antonio Olivares, La Huerta.
Prof. Francisco Villegas, El Sitio.
Prof. Emerio Navarro, Nochistlán.
Prof. Aurelio Andrade García, Nochistlán.
Bartolo Durán Puga, Nochistlán.
Prof. Miguel Saldívar, Nochistlán.
Alfonso Muñoz, Nochistlán.
Prof. Juan Valdez, Nochistlán.
Reynaldo Ruiz, El Jocoyole.
Edmundo Macías, Los Adobes.
Miguel Gómez, Apulco.
Héctor Gómez, La Villita.
Don Celestino, de la calle Guerrero, Nochistlán.
Salvador Capetillo, Nochistlán.
Profesor Carlos Vidal, Nochistlán.
Ismael Carlos Regalado, Nochistlán.
Don Heraclio de San Sebas, Nochistlán.
Profesor Manuel Avelar González, Nochistlán.
Profesor Juan Valdez Aguayo, Nochistlán.
Gollo Luis, Nochistlán.
Prof. Antonio Ruvalcaba, Capellanía.
Prof. J. Asunción Sotelo, Nochistlán.
J. Jesús Meléndrez, Las Ánimas.
Prof. Mayorga, Tlachichila.
Cheli Cajero, Nochistlán.
Chayito, Nochistlán.
Prof. Armando Aguayo, Nochistlán.
Prof. Rubén Nájera, Nochistlán.
Prof. Pedro Celestino Caamal, Nochistlán.
David Márquez, Nochistlán.
José Luis Muñoz, Plan del Sauz.
Prof. Roberto Quezada, Las Huertas.
Blanca García, Nochistlán.
Prof. Salvador Solís, Nochistlán.
Prof. Salvador Vidrio, Nochistlán.
Glafira Minero, Nochistlán.
Dr. Francisco Blanco, Nochistlán.
José Oliva, Nochistlán.
Juanita Puga, Nochistlán.
PROFESOR ARMANDO CRUZ PALOMINO, ZACATECAS.
ING. RAYMUNDO CARDENAS HERNANDEZ. ZACATECAS.
DR. ÓSCAR SAUCEDO, JUCHIPILA.
JOSÉ MARÍN, JUCHIPILA.
CHON RODRÍGUEZ, JUCHIPILA.
ING. GILBERTO DEL REAL, ZACATECAS.
DON EMILIO ALCALÁ, FRESNILLO.
JAIME ENRÍQUEZ, ZACATECAS.
ING. MANUEL ORTEGA, RÍO GRANDE.
LIC. AMALIA GARCÍA MEDINA.
Por Julián Macías Durán