D) Construcción de las redes sociales transnacionales con la familia y
comunidad de origen.
“DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
Haberse enganchado para trabajar en el ferrocarril en Los Angeles permitió a mi
abuelo tener una gran ilusión que le cambió prácticamente la vida: haber logrado
con ello poner los rieles para la construcción de una familia transnacional. Ahora
juntaba aunque fuera poquito dinero para ayudar a sus padres en México. Esto
obligó a fortalecer el lazo familiar y una fuerte relación con su pueblo de lugar de
origen. Es cuando se inicia el proceso de la construcción de las redes sociales. Esto
ocurría en las iglesias, adonde se iba de vez en cuando para hacer una reflexión
espiritual. Ocurría en el trabajo también, donde en algunos momentos igual por
casualidad se hacían amigos de paisanos originarios del mismo rumbo. La Placita
Olvera también era un lugar adonde se iba a presenciar eventos de distinta índole.
Ahí se reunía mucha gente de distintos lados y también se solía conocer paisanos
originarios de su tierra. Así, poco a poco fue construyéndose una red de amigos y
paisanos que en distintos problemas y circunstancias se daban la mano, incluso se
prestaban dinero. Conocer paisanos del mismo pueblo ayudaría muchas veces para
hacer envíos de algunas cosas materiales y dinero para su familia de origen. En el
área de Los Angeles, mi abuelo conoció amigos y paisanos que se tomaban
confianza en la amistad y, cuando iba visitar su tierra u otra, se ayudaban para hacer
llegar ayudas a sus familiares.
Otra manera de comunicación que usó mi abuelo Vicente fue a través de cartas.
Una carta tardaba hasta 6 meses para que llegara a las manos de sus padres en
Nochistlán.
Incluso conoció a un amigo originario de la comunidad La Ciénega, Nochistlán, Zac.,
y observaba que él nunca enviaba dinero a sus papás. Al ver cómo tiraba su dinero,
mi abuelo le aconsejó: “Mira: si le mandas alguna feriecita a tus padres, tú te vas a
ayudar más en tu trabajo, te va a ir mejor”. Así lo hizo. En una ocasión en que él ya
estaba en México, la familia de su amigo fue a visitarlo y a darle gracias por lo que
había hecho por su hijo, de aconsejarlo por un camino mejor. Según ellos, nunca
habían sabido de él, hasta que mi abuelo lo ayudó.
Esto permitió el fortalecimiento de una mejor comunicación entre la comunidad de
origen y la comunidad de destino. Entre más se ampliaba la red de amistades, se
fortalecía más las redes sociales transnacionales con la familia.
El otro hecho que sucedió, después de que mi abuelo ya se había más o menos
acomodado en su trabajo, ayudó a que su hermano José también se viniera a Los
Angeles. Posteriormente, otros vecinos de la comunidad igual emigraron ya con la
orientación que más o menos mi abuelo les daba. Incluso, tenía en su tierra natal
unos vecinos muy pobres, doña Tacha y sus hijos, que vivían en unos jacalitos muy
humildes y el terreno donde vivían no era de ellos. Mi abuelo les mandó dinero para
que compraran un pedacito de terreno e hicieran unas terroncitas mejores donde
pudieran vivir más cómodos. Al pasar el tiempo, uno de los hijos también emigró
hacia Los Angeles con la ayuda de mi abuelo.
Fue así como poco a poco fue construyéndose una red social transnacional con la
familia y la comunidad. Cuando la familia y algunos vecinos de la familia recibían
ayuda económica de mi abuelo, corría el rumor y la inquietud de los jóvenes para
continuar el mismo camino que mi abuelo había recorrido.
Por Julian Macias Duran