Rebeliones antimaderistas.
“DE NOCHISTLAN, ZACATECAS A LOS ANGELES, CALIFORNIA” Cronica de una familia transnacional de tres generaciones.
En Nochistlán se levantó en armas un grupo comandado por el comerciante José
Cervantes. Vitoreaban a Vázquez Gómez y a Zapata, fueron rechazados por la
guarnición y el jefe político resultó herido.
En abril de 1912, había varios levantamientos de rebeldes en el sur de Zacatecas.
Algunos se desbandaron: una fracción con 23 hombres entró a Jalpa, extorsionando
a los comerciantes, y se dirigió a Tlachichila, comunidad adonde pertenece El Cerro
de San Miguel. Luego se fueron a Apulco y Teocaltiche. En El Salto del Agua se le
unieron Pablo Ramírez y José Pérez Castro.
Durante el ocaso del orozquismo en Zacatecas, actuaban diversas bandas de
rebeldes y bandidos. En noviembre de 1912, se reportaba que los vecinos de
Nochistlán se habían defendido de la gavilla de Evaristo Oropeza. Un rebelde
resultó muerto.
Después de la Toma de Zacatecas por la División del Norte, el 23 de junio de 1914,
siguió una lucha encarnizada entre los diversos líderes y grupos revolucionarios.
Carranza asume la Presidencia de la República, pero los villistas y zapatistas no
estuvieron de acuerdo. Los zapatistas decían que el presidente de México debía ser
nombrado en una convención, la cual fue pactada entre villistas, zapatistas y
carrancistas el 10 de octubre de 1914 en la ciudad de Aguascalientes, de donde
emanaría quien ocuparía la Presidencia de México.
Este hecho de la historia de México, la Convención de Aguascalientes, por muchas
ocasiones nos la platicaba mi abuelo Vicente, ya que él a la edad de 7 años estuvo
ahí, en todo el tiempo que duró este importante acontecimiento de la historia. Mi
bisabuelo Miguel y él iban con frecuencia a Aguascalientes a visitar a su familia. Mi
bisabuelo Miguel tenía tres hermanas que vivían en Aguascalientes: Chenta,
Celestina y María Macías. Las visitaban cuando iban a vender huevo, manteca y
chicharrones de puerco. La manera de transportarse era en burro. Era un camino
largo y cansado para recorrer. Entonces la Convención de Aguascalientes de
octubre de 1914 fue un evento muy apropiado para que mi bisabuelo fuera a vender
sus productos. Y mi abuelo ―que estaba pequeño, pero ya a la edad en que los
niños todo escuchan, todo observan― recordaba con mucho orgullo ese hecho de
la historia.
La historia que mi abuelo Vicente muchas veces nos platicó, lo que él alcanzó a
comprender del evento, decía que villistas y zapatistas estaban unidos y derrotaron
a Carranza en la Convención, desconociéndolo como presidente de México y nombrando presidente interino a Eulalio Gutiérrez. Los carrancistas salieron
derrotados en dicha convención, según lo que mi abuelo logró comprender.
Nos hacía reír porque nos decía: “Cuando mi padre y yo estuvimos en el 14 en la
Convención de Aguascalientes, estaba Villa, Zapata… y una bola de cabrones”. Era
muy chistoso para platicarnos sus historias. Él usaba mucho este vocabulario, pero
sí le quedaba porque no lo hacía de mala intención: era su propia manera de expresarse con mucha emoción y sentimiento. Era una historia muy bonita y que con mucho orgullo mi abuelo solía platicar en las tardes después de comida, cuando se sentaba a reposar sus alimentos a la sombra de un nogal que había en el patio de su casa.
Esto y muchos otros factores, tanto sociales como naturales, trajeron como consecuencia una situación económica muy difícil. En Nochistlán y la comunidad Cerro de San Miguel se vino un año muy duro, donde la escasez de maíz por falta de lluvias también fue muy notable. Hubo una hambruna real en los años 1915 y 1916, fueron los más difíciles. Recalco: a este último se le conoce como “el año del hambre”. Fue una experiencia terrible para la comunidad y todas las familias campesinas. Esel caso de la familia de mi abuelo Vicente Macías Ramírez, un campesino que,
durante el tiempo en que no sembraba maíz, frijol, haba, chicharos y calabaza, se
dedicaba a la recolección de huevo, a comprar puercos para matarlos y vender la
carne y la manteca en la ciudad de Aguascalientes y de regreso comprar maíz y
otras cosas necesarias para traerlas a la familia al rancho, especialmente alimentos
básicos. Todo era muy difícil, porque había que llevar todo en burros. Esto les
tomaba dos días para llegar a Aguascalientes y otros dos días para regresar. Mi bisabuelo Miguel Macías se apoyaba en mi abuelo Vicente cuando éste apenas
tenía 8 años. El tiempo de ida y de regreso era largo y cansado. La situación era
tan desesperante y difícil, que la familia no esperaba a hacer nixtamal el maíz para
hacer tortillas, sino que lo tostaban en el comal para que todo fuera más rápido y
así comérselo. Se comían el maíz tostado por tanta hambre que traían mi bisabuelo
Miguel Macías y mi abuelo Vicente.
Una de las situaciones difíciles de la familia fue que a mi bisabuelita Andrea Ramírez
se le vino una enfermedad de los nervios, por el hambre que padecieron. Tenía una
marcada movilidad de su cabeza, de un lado hacia el otro sin poderse controlar,
resultado de aquella hambruna. Comentaba mi abuelita Tranquilina, esposa de mi
abuelo Vicente, que mi abuelita comía papel periódico porque no tenían nada que
comer y que tal vez esto le trajo aquella enfermedad a su suegra Andrea. La vida
fue dura. Así fueron las secuelas de la Revolución y las sequías y falta de lluvia de
aquellos años muy estériles, 1915 y 1916.
Por Julian Macias Duran.